viernes, 24 de diciembre de 2010

DOSMILCIECEANDO Y CON EL MAZO DANDO

Bye, bye verde cruel y corte de manga a la máquina de fichar. Pedro y esa manía de no mirar más allá de mis vanas sospechas. El pececillo que infla un globo de ilusiones y explota en locales para construir arte. Un sueño. El fantasma de la Louchette que aparece en forma de conejo y me convierte en Alicia en el país de los mil papeles. El hilo que separa la vida del asfalto, tan frágil y tan duro. Las lentejas que siempre quiero compartir con Ramón para que se fume un cigarro imaginario. Ernesto, Elisa, Juan, Ruth, Jose y el Marqués de Sade. Los viernes más eróticos de nachos hasta la madrugada. Don Rafael de Riego y sus notas a una república que pudo ser y no fue. El viejo amante del pasado que nunca dejó de estar presente. Los Caños de Meca y no vestirse nunca. Las tardes de gin tonic rodeada de osos con mi pareja favorita. Sorpresa de cuarenta y la alegría que trajeron las lágrimas temblonas de Carmen. Paz de cine y playa de Aitor sin Aitor. Mis papis y los eternos paseos tabernícolas por la orilla de los naranjos. Treinta amigos de sofá y cuarenta y dos verdades. La virgen alegre con sombrero de ala que se afinca a mi derecha y el tiempo no pasa. Una espátula con chándal de yonki. Un guiño de ojo al entrar al baño. Y tú.

4 comentarios:

  1. Intenso, creo. Mil dosmildiez queda reducido a eso, a todo eso, que no es poco!!

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  2. Hoy he viajado por la red y me encontré con tus palabras, he leído tus artículos, y estos me llevaron a sensaciones nuevas, a pensamientos antiguos, y te estoy agradecido.

    Manu Medina

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  3. Vaya, muchas gracias, Manu. Supongo que la intención de todo el que escribe (y si no es así, al menos es la mía) es transmitir sensaciones nuevas o redescubiertas.
    Un saludo madrileño y me engancho a tu blog a ver que te cuentas.

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