martes, 7 de febrero de 2012

MEJOR MAÑANA

A mi buen amigo Sulle, que me da de vivir y me enseña a hacer lo mismo.

La culpa es mía. Me quedo enganchada a la silla del escritorio, atenta a los bocetos enmarcados, por si sucediera lo que yo misma debo provocar. Y no se me ocurre más que llamarte. Así me recuerdas que no existes, no sea que haya pensado que fueras un abrazo y me hubiese dado por ilusionarme.
Hoy en mi vida está cambiarme la mano. Hoy es el día que me cansa ser manca y no ser capaz de taparme los ojos. Hipermétrope. No enfoco. Hasta Ben Harper sale borroso de la estantería. ¿Por qué nadie se atrevió a llamarme bizca? Ya no sé si tengo ganas de mirar.
A mi cuaderno negro le queda una página. Justo esa que no sé cómo se mancha. Escribo y borro. La pereza es un pecado y la libertad un milagro. Ingenua perezosa aparezco, tratando de ser libre. Ahora no tengo con qué cerrar mi cuaderno negro. Su última página infectada de desidia, se hace interminable. Hoy todo es noche, espejos y viento. Pero solo Alejandra Pizarnik sabe decir que me pasa.  
Mi cómplice el cenicero y mi compadre el mar de Conrad. Me desdoblo. Me abandona el alma y queda el cuerpo liviano. Se desliza inerte hacia la cama y desploma sobre las sábanas un único pensamiento: “Mañana será otro día”.
Mañana volveré a pensar. Hoy no. Ya ves que no. Mañana volveré a pensar que tal vez los libros y tú, que no existes, me daréis de vivir. Mañana lo volveré a pensar, siempre que los bocetos enmarcados no me respondan que yo tampoco existo.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Tus letras saben a vida, ya ves. Es un gusto en grado sumo, y sigues... cada cosa que escribes, o cada pensamiento, sueño, pesadilla, que conviertes en literatura del día a día; literaturiedad. Y sí, como le escuché a Marwan no hace mucho, existes porque alguien piensa en ti, y no al contrario...

    Te dejo un abrazo, de domingo por la tarde.

    Mario

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Mario. Siempre das ganas de seguir escribiendo. Yo creo que existimos cuando nos piensan, pero sobre todo cuando no nos olvidamos de pensarnos.
    Sulle, perder el sueño y sujetar los párpados con conversaciones blancas y lametazos de pelo negro, da mucha vida. Una kistch de espinacas, algún grabado desnudo al azar, una voz muy dulce que dice: "Muy bien, Nana" y tu sentido del humor con los ojos muy atentos, eso da de vivir.

    ResponderEliminar