martes, 20 de diciembre de 2011

DOSMILONCEANDO Y CON EL MAZO DANDO

Tú, todo el rato tú y la eclosión. La puta que llega en mala hora y me patalea con el pie izquierdo hasta meterme en una tubería. Mahou, Bombay, las tónicas y otros venenos. Terror de 200 m negros en un cuarto de baño. La morena que vendió sus tardes de directo en el mercado de las pulgas. La chica que lo entrega todo a cambio de un nada sospechoso. Decepción. Soledad. De nuevo tú y mi cama en verde oscuro y morado. El buscavidas que encuentra la mía, me hace firmar letras de humillación y calumnias y se las cobra en especies y en dos plazos. Escombros soplando una llama de negocios. La locura. No tú, definitivamente no y sí a una noria interminable que impide otros colores. Julio, Jose y un verano lleno de agua y de amigos. Los dos locos de pelo blanco que me convierten por una noche en la muñequita de algún cuaderno. Ana y aprender que existe la belleza. Chabrol, Truffaut, Romher en un mundo de subtítulos. El calor a café del gineroom, ese palacio con siete habitaciones. Las sonrisas que chupan lágrimas en el bigote y empujan para mantener el equilibrio. La incertidumbre, siempre rasgando con rabia la erre. El pijama, los garbanzos y la maraña de vida en la que me enredo con el chándal de Galo. Una esperanza, un hilo de ilusiones, las ganas de olvidar este año. Y a ti.  

7 comentarios:

  1. Nada. Ni garbanzos, ni pijamas. Basta con que nos mate el aroma de tus ombligos en flor. ¡Dos mil y doce febreros!

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  2. Aparte de que no lo uso mucho ultimamente...

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  3. Pero es que no eres tú, Gallego. Es otro Galo que también usa chandal.

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  4. Si es que tenéis que quitaros el chándal y poneros el frac.
    Gaaallego! Que tu chándal también me ha dado mucha vidilla y buen rollo este año.

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