miércoles, 9 de febrero de 2011

DESNUDA

Desnuda. Qué palabra más bonita.

Él me recuerda desnuda y de ese modo, muto en Eva y muerdo la manzana del pecado. Pero no es él quien me la ofrece, sino otro con lengua de serpiente y ojos viperinos. Muero en su recuerdo envenenada para renacer desnuda de su costilla.

Él me recuerda desnuda y mi cuerpo seguro se arroja sobre un sofá mal tapizado. Alargo su pincel hacia mi estría y me hago despacio en su lienzo. Maja solo por su instante. Desnuda sin secreto para siempre, ante un olimpo de ojos, en el puerto blanco de algún museo.

Él me recuerda desnuda y sonrío rubia sobre una manta roja. Exuberante deseo de papel que disminuye en un tubo de pastillas. Muerta y desnuda hago inmortal la portada de alguna revista y toda una vida. Sin perder, eso nunca, mi amplia sonrisa roja, también roja.

Él me recuerda desnuda y mi cuerpo arrogante se enreda en preguntas. Mi cuerpo imperfecto se convierte en gloria. ¿Existe algo más hermoso que el cuerpo imperfecto de una mujer? Me recuerda desnuda y la curva de mis tímidas nalgas sonríe. Mis hombros se encogen y mis pechos, que hasta ahora no han dicho nada, le hacen un guiño a su memoria.

Él me recuerda desnuda y yo a él, también.




2 comentarios:

  1. Acabo de llegar y ya me gusta. El desnudo tiene espejos en el otr@... ¡nada más hermoso!.

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  2. Gracias, Lobo! Él me recuerda desnuda pero no me hace ni puto caso, jajajjaa. Me asomé por tu blog y respiré aire, pero hay cosas que no entiendo. Ya me lo explicaras tomando una caña o mejor, con el cigarrito en la calle..

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