viernes, 28 de enero de 2011

EL AMULETO DE LA SUERTE

En algún momento pensé que te habías marchado, pero sigues ahí. Ahora mismo has decidido quedarte. Te necesito. Eres mi amuleto de la suerte, no te puedo perder.

Mi durante fue tuyo, te lo regalé según brotaba a borbotones. Cruzamos juntos la frontera entre el antes y el después, ahora quiero que tengas mi después. Te nombro espectador de mis días, te los entrego uno a uno para que hagas con ellos lo que quieras, para que los compartas, los disfrutes o los ignores. Son tuyos. Míralos, estrújalos hasta hacerlos sangrar o tíralos a la basura para siempre. El antes ya casi no existe, a veces me visita en sueños, pero cuando despierto sé que fue una pesadilla. No hay antes, no hay realidad. Fue una pesadilla. Dejo mi después en tus manos, tú guías, eres mi amuleto de la suerte.

Mis días se van marcando por dos elementos, los sueños y tú. Mis sueños me condicionan el estado de ánimo y tú, de alguna manera y sin saberlo, vas dirigiendo mi destino.

Hoy te he visto torcer por el pasillo. He sentido el amuleto en la palma de la mano, lo he encerrado en mi puño, lo he acariciado con ternura. Auguro momentos de felicidad. Mis inquietudes marchan, te ven y te siguen. Hay mucha luz. Mi amuleto es mi linterna. Vivo días alegres. Te huelo en la cocina y te aferro a mi mano.

No te escucho por casa y te imploro. He aprisionado tu imagen en la pinza de las tarjetas de visita, bajo el flexo que ilumina mi portátil. Me gusta mirarte, he creado un templo y te rezo. Nunca creí en nada, mi después me hizo creer en ti. Necesito el amuleto, me aferro a tu imagen, necesito creer en algo, necesito creer en ti.

¿Qué ha pasado? Hoy me he despertado nerviosa, no te siento. He soñado con cuchillos, ratas, cucarachas y te he perdido. La palma de mi mano está vacía. Busco y rebusco y no te encuentro. Siento miedo, no sé continuar ¿Dónde estás? No podía perderte y me he despistado. Estoy ciega. La ansiedad me hace restregar los dedos contra las palmas esperando que brote alguna esquinita de mi amuleto. Sólo escucho rechinar las huellas de mis dedos contra mi piel vacía. Me asfixio, te has llevado el aire ¿Dónde está mi amuleto de la suerte? No hay días, ni momentos, ni minutos, ni segundos. Si te pierdes me pierdo, si no estás no soy capaz de construir mi destino, lo dejé en tus manos, si no lo quieres se pierde.

Mis días transcurren sin sentido, no tienen destinatario. Se perdió el antes, te fuiste con el durante y no existe el después.  Se me vierten los días.

Esta mañana me ha despertado una sonrisa. Anoche soñé con amigos, ropa limpia, un coche, alturas y Prince. He subido las persianas, el sol ha iluminado mi salón. He rellenado mis pulmones de luz y mientras preparaba un zumo de naranjas, fresas y plátano, mi móvil ha pitado impertinente. He sentido tu roce por el pasillo.




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