domingo, 20 de febrero de 2011

EL CAVA

Ya está aquí otra vez
Seduciéndome con sus ojos dorados
Erupción efervescente de transparencias
Me explota en el paladar
¿Qué me dice? No le escucho. Solo le imagino.
¡Que no! Le digo yo
Mirándole de reojo
Tímida y coqueta, a ver si insiste
Me guiña una burbuja y chasca los dedos
Ya está pegado a mis labios
Solo un poquito. Solo probarlo
-¡Facilona!
Con esa palabra moja mis dientes
Y estampa mi voluntad
 ¡Casi había olvidado su sabor a madera chirriante!
Soy irresistible a sus cosquillas
Quiero ir despacio
Casi antes de besarme la nuez
Mi escote se ha ruborizado
Lo enfrío con el negro vidrio de humo
Lo está notando. Le miro, sonrío
Con esa risilla floja
Con esa cara de tonta que se me pone
Ya escucho otra vez su chorro
(Qué calor me está entrando)
Ahora no puedo separarlo de mis labios
Me quema la lengua y el cuerpo entero
Me mareo. Sigue, insiste. Rompo, renazco
Nazco mojada de él
Se ha vertido sobre mis azules
Ya está
Como siempre, su fusta impone
He perdido  el criterio y el control
Me arrugo secando sus gotas
Lo engaño
Me gusta rendirme
Sentir su pesada vanidad sobre mi ombligo
Intento hablar
Le hago una perdida a mi razón
Me pierdo
Balbuceo alguna palabra rara
Sin tiempo ni gloria
A pesar de eso me escucha
Me contempla sonriendo
Con su pérfida picardía
La de siempre, la de otras veces
Mi imagen ya es patética
Me ha revuelto el pelo
¡Parezco una loca!
Y el tirante de mi blusa se ha perdido por debajo del hombro
No solo para él se adivinan mis pechos
¡Será cabronazo!
Se confabula con todos. Con ese de ahí
Con los otros y con aquel
Que parece que no mira
Antes no nos veían
Ahora estamos frente a un olimpo de ojos
Lo enfoco bizqueando
Pido más
Pido más
Lo imploro con las pestañas mezcladas
Entre líquido, rimel y sueño
De nuevo chocando el páncreas contra mis bragas
Qué solo huelen a él
Anestesiadas ya, desganadas
- ¡Acaba!  No quiero más.  ¡Me sobras!
Ahora me da asco
Se escapa una nausea
Lo dejo , voy al baño
Me enfrento a esa,  a su reflejo
La que mira de reojo
¡Qué furcia, qué rara!
La cabeza colgando sobre los pechos
Antes rojos, ahora pálidos
Lo vomita mi piel
Caigo en sus ebrios latigazos
 Y sobre ellos me devuelve a la cama
De nuevo a la rutina besándome la frente
Ahí está. Recostado en mi nuca
Es el más mezquino de los amantes
El seductor, el mentiroso
El embriagador, le dicen
¡Cómo si no me supiera!
Me despista con sus bofetadas de sueños dulces,
otros revueltos de ganas y no
Desaparece
A hurtadillas abandona el dormitorio
Sin dejar más rastro
Que un fuerte dolor de cabeza.

miércoles, 9 de febrero de 2011

DESNUDA

Desnuda. Qué palabra más bonita.

Él me recuerda desnuda y de ese modo, muto en Eva y muerdo la manzana del pecado. Pero no es él quien me la ofrece, sino otro con lengua de serpiente y ojos viperinos. Muero en su recuerdo envenenada para renacer desnuda de su costilla.

Él me recuerda desnuda y mi cuerpo seguro se arroja sobre un sofá mal tapizado. Alargo su pincel hacia mi estría y me hago despacio en su lienzo. Maja solo por su instante. Desnuda sin secreto para siempre, ante un olimpo de ojos, en el puerto blanco de algún museo.

Él me recuerda desnuda y sonrío rubia sobre una manta roja. Exuberante deseo de papel que disminuye en un tubo de pastillas. Muerta y desnuda hago inmortal la portada de alguna revista y toda una vida. Sin perder, eso nunca, mi amplia sonrisa roja, también roja.

Él me recuerda desnuda y mi cuerpo arrogante se enreda en preguntas. Mi cuerpo imperfecto se convierte en gloria. ¿Existe algo más hermoso que el cuerpo imperfecto de una mujer? Me recuerda desnuda y la curva de mis tímidas nalgas sonríe. Mis hombros se encogen y mis pechos, que hasta ahora no han dicho nada, le hacen un guiño a su memoria.

Él me recuerda desnuda y yo a él, también.